Ian Hodder es un importante arqueólogo que ha tenido gran influencia en la disciplina en las últimas décadas. Desde sus planteamientos ha surgido toda una escuela teórica: la Arqueología Postprocesual, la cual ha tenido un gran impacto en el quehacer arqueológico desde los años 80 hasta la actualidad. Si quieres conocer algo sobre esta escuela y los aportes de este arqueólogo al conocimiento del pasado, te invitamos a "leer" este "texto".

La crítica a la Nueva Arqueología y las respuestas de la Arqueología Postprocesual


Los planteamientos teóricos de la Arqueología Postprocesual surgen desde una crítica a la Nueva Arqueología. La principal crítica apunta a su afán cientificista de buscar leyes generales sobre el comportamiento humano, suponiendo que la cultura material es un reflejo directo de la conducta humana. Ante esto, Hodder plantea que la cultura material tiene un rol activo en la sociedad y no es posible acceder a la “función” en el sentido objetivo de la Nueva Arqueología, pues la función está condicionada por los marcos simbólicos que cada sujeto le otorga a la cultura material, lo cual varía en cada sujeto y en cada cultura. De esta manera, la construcción de leyes y las “teorías de rango medio” son simples reduccionismos que no sopesan todas las variables en juego, anulando la particularidad de las culturas.

La cultura material según Hodder es más bien una transformación de la conducta que un reflejo de la misma, es producto de acciones y decisiones individuales que se insertan en una sociedad con una cultura y un desarrollo histórico particular. Las ideas, creencias y significados se interponen entre la gente y las cosas que crean y utilizan. Es por esto que las leyes y generalizaciones a partir de la cultura material no pueden tener la solidez suficiente si no consideran el contenido del significado de la misma. Esto nos lleva a que hay un componente simbólico que es clave y que es irreductible. De esta forma, la Arqueología Postprocesual rescata la particularidad de las culturas humanas y el rol activo de los sujetos o “agentes”.

Según Hodder, la Nueva Arqueología se “olvidó del individuo” al subsumirlo completamente en el sistema social y sus pautas preestablecidas, transformando a los agentes en simples reflejos pasivos de la “estructura” o del“sistema”.

La cultura material actúa sobre la comunidad humana de forma social. Alguien produce un artefacto para algo, y este objeto es utilizado según fines individuales. Esto no quiere decir que la cultura material sólo nos hable del libre albedrío humano y su gran capacidad inventiva, pues como veremos adelante, el autor nos quiere señalar que las prácticas de los sujetos están condicionadas por una cultura constituida históricamente, pero que a la vez los mismos sujetos la van creando en sus acciones.

Hacia donde apunta el planteamiento de Hodder es a que la cultura material interfiere en la construcción de la sociedad a través de las acciones de los individuos, a que ésta es “investida” de significados sociales como parte de estrategias sociales como parte de una serie de recursos que los agentes utilizan para negociar su posición en el sistema social.

Si la cultura material tiene un componente simbólico, entonces toda la Arqueología se ve afectada, aún cuando ésta no se pregunte directamente por los aspectos simbólicos de una sociedad. Aquí entonces radica la importancia de preocuparse por el contenido del significado para interpretar la cultura material.

Re-pensando la lógica de la Arqueología

Hodder plantea que nuestros modelos intepretativos no pueden dejar de lado la subjetividad humana. Obviar este punto es asumir que los seres humanos somos una especie de títeres de sistemas sociales abstractos que nosotros mismos creamos. De esta manera, el autor reconsidera la relación entre conducta humana y cultura material.

Al considerar el elemento subjetivo que subyace en la cultura material, reconocemos en la piedra tallada a las personas que la crearon, quienes tomaron la decision de fabricarla, usarla o desecharla según los sistemas simbólicos de su propia cultura, la cual desarrollo sus conceptos según una historia particular que hace a cada cultura única.

Las relaciones entre conducta y cultura material dependen de las acciones de los individuos dentro de contextos histórico-culturales:

Comportamiento ↔ Cultura Material

(Individuo-Cultura-Historia)

Marcos de Significado

Interpretación


El individuo y su cultura componen un sustrato irreductible en la cultura material: su configuración simbólica. Cada objeto participa en el proceso social según los significados que los sujetos le otorgan, los cuales están definidos por una cultura particular. Es por esto que cualquier generalización intercultural se derrumba ante la particularidad de la cultura.

Por otro lado, las causas del cambio social tienen efectos sociales a través de la percepción y valoración humanas. Es decir, son nuestros marcos simbólicos los que nos hacen interpretar los acontecimientos como causas o efectos de otros.

La tradición histórica se reproduce a sí misma en relación con los acontecimientos que tienen lugar en el mundo. Nosostrs nos proyectamos hacia el pasado cuando lo interpretamos, nuestras distinciones y categorias son las que determinan qué es lo que consideramos del pasado.

Causa ↔ Efecto

(Individuo-Cultura-Historia)


Por último, esto nos lleva a la crítica de Hodder al modelo hipotético-deductivo. Al considerar el peso de los marcos interpretativos subjetivos que emergen de la relación Individuo-Cultura-Historia en el quehacer de la ciencia, la obejtividad que pretende el positivismo lógico queda en entredicho.

Su principal crítica apunta a que no existe un mecanismo de contrastación de la teoría con los hechos que sea independiente de las concepciones ideológicas de una época:

- Lo que se mide depende de la percepción y de la clasificación en categorías, las cuales son una construcción histórica.
- Los instrumentos de medición dependen de la teoría, por lo que tampoco son “independientes” de nuestros marcos interpretativos subjetivos.

Hecho ↔ Teoría

(Individuo-Cultura-Historia)

Estas reconceptualizaciones epistemológicas repercuten en una nueva forma de hacer Arqueología, refutando todo intento objetivista de elaboración de leyes universales, lo cual no es otra cosa que rechazar el fundamento del paradigma que reinaba en ese momento: la Nueva Arqueología.

Construcción teórica a partir de la crítica al funcionalismo y a la teoría de Sistemas

Hodder hace serias críticas al núcleo duro de la propuesta teórica de la Nueva Arqueología. Aquí presentamos las más importantes. A partir de estas críticas van surgiendo sus principales planteamientos teóricos, los cuales a grandes rasgos explican las sociedades del pasado a partir de los agentes, al contrario de las posturas que la Arqueología Postprocesual crítica, las cuales explican al sujeto a partir de su sociedad.

Criticas al Funcionalismo:

• La forma de un objeto cultural no está dada únicamente por su función adaptativa.
• El punto de vista funcionalista es incapaz de explicar la variedad y la singularidad cultural adecuadamente.
• Los sistemas sociales se “cosifican” a tal punto que el individuo contribuye poco a su realización. Son entes pasivos que reflejan un sistema social.
• Las generalizaciones interculturales generadas por arqueólogos en estudios funcionalistas han sido incapaces de identificar proposiciones validas acerca del comportamiento social y cultural debido a que el contexto relevante, aquel donde intevienen los marcos de significado, no está lo suficientemente explorado.
• Se han identificado diferentes niveles o tipos de hipótesis, sin embargo todas las hipótesis deberían ser integradas dentro de una teoría social y cultural coherente.


Críticas a la Teoría de Sistemas
• Los individuos, sus pensamientos individuales y compartidos con su grupo son derivados pasivos del sistema, es decir, no es capaz de explicar la variabilidad y especificidad de la producción cultural.
• La actividad cultural aparece como atemporal, como producto de relaciones intersistémicas y no como producto histórico.
• El análisis sistémico se hace superficialmente, su profundidad de análisis es sólo aparente: una serie de variables observables se miden y se interrelacionan como un todo mediante diversos procedimientos que generan un modelo “abstracto” (estructuras y sistemas)
• No es posible conocer funciones simbólicas sin una interpretación del significado simbólico.

Arqueología Estructuralista y la Arqueología Marxista: hacia la interpretación del significado y la ideología.



Hodder reconoce en la Arqueología estructuralista un primer paso para llegar a la construcción hipotética del contenido del significado de la cultura material, proporcionando un método y una teoría para su análisis. Señala que ya sea mediante un análisis formal generativo, o a través de pares de oposiciones lógicas, mientras más nos aproximemos a los significados contextuales involucrados en un objeto, más próximos estaremos de vincular las estructuras simbólicas a las funciones sociales que desempeñan. Mientras mayor información asociada a los distintos tipos de datos en relación al contenido del significado, mayor será el rigor de las abstracciones construidas a partir de asociaciones y contrastes en el registro arqueológico.




En la Arqueología Marxista Hodder observa una manera de aproximarse a la ideología que guía las prácticas sociales. En este caso la ideología es entendida como ideología dominante, es decir, como una serie de elaboraciones simbólicas orientadas a la justificación de un orden social emanadas de un grupo dominante.

La ideología es entonces el marco desde donde se valoran los recursos, se definen las desigualdades y se legitima el poder. Las ideas son los recursos utilizados en la negociación del poder, y los recursos materiales son parte del aparato ideológico que define esta negociación. Hodder señala que desde aquí hay un punto de partida hacia el rol activo de los objetos en las sociedades.

Sin embargo, ambos planteamientos teóricos siguen dejando de lado al sujeto, relegándolo a un papel activo en la constitución de los sistemas sociales.

Emerge el Agente: Bourdieu y Giddens

Hodder vincula las ideas extraídas del Estructuralismo y del Marxismo a través de las ideas de Pierre Bourdieu y Anthony Giddens, tendiendo el puente necesario entre práctica social y estructura.




















El concepto de Habitus de Bourdieu es tomado aquí para hacer emerger al individuo detrás de la cultura material. . El habitus se define como un sistema de disposiciones sociales que es producto de la incorporación de la estructura social a través de la posición ocupada en esta estructura, es decir, una estructura estructurada. A la vez, estructura las prácticas y las representaciones, actuando como estructura estructurante, es decir, como esquemas prácticos que estructuran las percepciones, las apreciaciones y las acciones. A si mismo, Giddens elabora una teoría de la práctica social donde los sujetos disponen de recursos de diverso tipo (materiales, ideológicos, sociales), los cuales son dispuestos por una sociedad por medio de su cultura, la cual demarca las estrategias que se deben seguir para negociar la posición social.

Lo que en la sociedad capitalista corresponde a una "situación de mercado", donde el capital económico, cultural y social está determinado por reñaciones entre clases sociales, es la emergencia del agente en cualquier sociedad o momento de la historia como un sujeto que influye en su propia sociedad. Surge así un agente activo, que utiliza una cultura material dada por su cultura, pero que a la vez construye su sociedad a partir de la utilización deliberada de la misma.

Consenso de los significados, armonización de las experiencias, homogeneidad de prácticas y costumbres, se desprenden del concepto de habitus, que al ser considerado en una dimensión temporal, como transmisión de conocimientos a través de las generaciones, surge el vínculo entre la práctica social y la historia cultural. En este proceso de enculturación del sujeto la cultura material tiene un rol activo.

La estructura es tanto es tanto el medio como el resultado de la acción. El individuo tiene así un elemento autorresponsable, creativo y con distintos grados de competencia, y la cultura material tiene un rol activo en la recreación de la sociedad y en la creación del cambio continuo.


Principales propuestas teóricas

Significado y contexto

Los objetos arqueológicos están ubicados en un lugar y tiempo y en relación con otros objetos arqueológicos. Esta red de relaciones puede “leerse” mediante un análisis minucioso para lograr una interpretación del contenido del significado. Existen dos tipos fundamentales de significado: el sistema estructurado de interrelaciones funcionales (que hace referencia al contexto del medio físico y del comportamiento presente en la acción) y el contenido estructurado de las ideas y los símbolos. Para poder interpretar las interrelaciones funcionales es necesario utilizar los datos contextuales.

El significado esta constituido a partir de semejanzas y diferencias, las cuales se dan en distintas dimensiones (temporal, espacial, de unidad de deposición y tipológicas). Todo objeto existe al mismo tiempo en muchas dimensiones significativas. Estas dimensiones significativas de variación pueden identificarse descubriendo aquellas dimensiones de variación que reflejen pautas significativas de semejanza y diferencias. La totalidad de las dimensiones relevantes de variación de cualquier objeto puede identificarse como el contexto de ese objeto. Dentro de un contexto, los ítems tienen significados simbólicos gracias a sus relaciones y contrastes con otros ítems dentro del mismo “texto”. En relación a esto, la significación se definiría según el número y la calidad de las semejanzas y diferencias coincidentes en relación a una teoría. En cuanto al significado de un objeto, este se derivaría de la totalidad de sus semejanzas y diferencias, asociaciones y contrastes.

Un análisis contextual implicará constantes movimientos entre teoría y datos, utilizando diferentes teorías para descubrir cuál de ellas explica mejor los datos. Las relaciones contextuales de los objetos permitirían llegar al contenido del significado del pasado.

Cultura material significativa

La cultura material tiene un rol en la representación ideológica de las relaciones sociales. La simbolización material no es un proceso pasivo, debido a que los objetos y las actividades representan activamente y actúan sobre la sociedad. Dentro de una ideologia particular, el mundo construido puede ser usado para legitimar el orden social.
Gran parte de la producción de la cultura material podría entenderse como un proceso en el que los distintos grupos de interés e individuos tratan de instituir significados autoritarios o establecidos frente a la capacidad inherente al individuo o individuos de crear sus propios esquemas cambiantes y libres. En relación a esto, los aspectos de la producción cultural desempeñan un rol importante en la negociación y fijación del significado por parte de los individuos y grupos de interés en la sociedad.
Las acciones individuales en el mundo material reproducen la estructura de la sociedad, sin embargo existe un potencial continuo para el cambio. Los múltiples significados en diferentes niveles y la falta de claridad de los símbolos materiales puede ser interpretada de diferentes maneras por diferentes grupos de interés, existiendo un continuo proceso de cambio y renegociación.
Los significados subjetivos internos que los arqueólogos pueden inferir son conceptos públicos y sociales que son reproducidos en la práctica de la vida cotidiana, es decir corresponden a prácticas institucionalizadas de los grupos sociales cuya rutina propia los conduce a la repetición.

Percepción de la realidad cultural

La realidad cultural es un surtido cambiante de perspectivas diversas, de modo que considerada como un todo, no hay una sola versión “verdadera” de los hechos. Por esto, dentro del trabajo arqueológico no sería necesario forzar los datos en categorías bien delimitadas, por lo que pueden buscarse múltiples dimensiones superpuestas usando una metodología contextual, y así, enfrentarse a la complejidad real de los datos arqueológicos. Se debe tener en consideración que al aplicar teorías generales hay que tener presente el contexto histórico concreto debido a que la propia percepción de las semejanzas y diferencias en la cultura material depende de las formas creativas de percibirlas, las cuales son subjetivas e históricamente dependientes.

En cuanto a los datos, estos no serían subjetivos u objetivos, sino reales. Es posible comprender la subjetividad de otros objetos sin imponer nuestras propias subjetividades “objetivas”. De este modo, se puede superar la división sujeto/objeto que ha dominado la arqueología.


Pasado y presente

Existe una relación dialéctica entre el pasado y el presente, de modo que se interpreta el pasado en función del presente, pero también se puede utilizar el pasado para criticar y desafiar al presente. Es posible determinar críticamente los contextos del pasado y del presente en función uno del otro, para lograr una mejor comprensión de ambos.

Metodología Reflexiva

El uso de una metodología reflexiva en el trabajo arqueológico nos ofrece ventajas científicas. Por ejemplo, si en el momento de la excavación se dispone de una mayor cantidad de información, las alternativas de muestreo y el método de excavación van a ser más apropiadas a las preguntas y a los problemas estudiados, además de que va a ser posible un registro más completo de información relevante. También, si existe más información contextual disponible para la gente que trabaja en los materiales del sitio, existe un menor peligro de que se impongan desde afuera códigos y categorías inapropiadas. Por ultimo, si los que conducen las excavaciones están abiertos a un amplio rango de perspectivas, ellos pueden estar más dispuestos a ajustar visiones generales a las particularidades de la información descubierta.


Sitio Catal Huyuk

Hasta la próxima!!

Bueno amigos, ojalá este blog les haya servido de algo. Conocer los planteamientos de Hodder resulta muy enriquecedor para quienes nos dedicamos o queremos dedicarnos al estudio de las sociedades del pasado. Puede que muchos no compartamos el enfoque Postprocesual o rechacemos fervientemente la renuncia a construir una disciplina científica, pero debemos enteder estos planteamientos como una crítica a un excesivo cientificismo que muchas veces se infla de conceptos, estructuras y sistemas, pero que en el fondo encubre una reflexión tan futíl como vacía.
Hodder nos plantea que debemos poner atención a todo aquello que damos por supuesto, hasta las ideas más básicas que damos por hecho. Debemos ser críticos de un método científico que se contenta con cumplir requisitos formales pero que no apunta a una reflexión profunda sobre las sociedades del pasado.
Por ejemplo, podemos recurrir a Hodder para apuntar nuestros dardos contra muchos proyectos de investigación arqueológica enmarcados en el Sistema de Evaluación Ambiental que utiliza el método científico para guardar los objetos en cajas.
Hodder es un paso para validar al sujeto detras del objeto desenterrado, es un paso para perder la arrogancia en el discurso "autorizado", a desmitificar nuestros valiosos supuestos científicos y construir una Arqueología que considere las voces de la comunidad más allá de la academia.